Reinaldo Bustos.
Introducción
Todos hemos enfermado en algún
momento de nuestra vida, hemos tenido la experiencia de una gripe o hemos
estado en la experiencia de la gripe de un individuo, o quizás de otras
enfermedades; agudas o crónicas, dolorosas y no dolorosas, reversibles o
irreversibles. Para la medicina la enfermedad constituye una referencia
perceptible por los medios diagnósticos, buscando en la opacidad del cuerpo su
sustrato, clasificable en una nosografía que lo explica. Esto es lo que la
ciencia nos dice de la enfermedad, dirige nuestra mirada médica de la
enfermedad como una construcción segura de conocimientos que al final de cuenta
nos crea incertidumbre frente al destino. Esto es lo que buscan los
significados únicos donde el conocimiento de la gente común no es válido, a
esto se le llama visión hegemónica de la medicina en torno a la enfermedad, que
nos dice que la enfermedad es lo que diagnostica el medico por contraste a
cualquier otro conocimiento profano, ignorando como “el otro” constituye como sujeto y responde frente
a la enfermedad, por lo cual los trabajadores de la antropología social ponen
en evidencia que en la relación médico-paciente entran en contacto diferente
mundos médicos y personales frente a una enfermedad, por lo tanto configura un
contexto más amplio en la interpretación de estos fenómenos de la practica
tradicional queriendo romper con el fenómeno de clausura del individuo al orden
de enfermedad que “sacrificando su subjetividad” y con ello también una práctica
médica sin humanidad y cultura.
El antropólogo francés François
Laplantine ha sistematizado los discursos circulantes de la cultura actual sobre
el proceso salud-enfermedad. La visión metacultural de laplantine tiene éxito en
hacer aparecer y analizar las formas elementales de la enfermedad, sus
atribuciones etiológicas y terapéuticas, permitiéndole construir modelos etiológicos-terapéuticos
propios de la sociedad francesa moderna, lo que los hace comparables a la
sociedad occidental en su conjunto.
Desde el punto de vista del
origen de las enfermedades, las tendencias principales son dos: el modelo ontológico,
que atribuye el origen de la enfermedad a una causa externa, particularmente física;
y el modelo relacional que maneja la enfermedad como un desequilibrio ya sea fisiológico,
psicológico, cosmológico o social.
El modelo Ontológico de la
enfermedad
Los primeros antecedentes se
encuentran en una de las corrientes del pensamiento hipocrático que centra la atención
del origen de la enfermedad en síntomas corporales del individuo.
El modelo ontológico de la
enfermedad da origen a distintas representaciones, académicas o populares,
estas últimas propias de la literatura o de las concepciones profanas de la enfermedad.
El modelo relacional de
enfermedad
Con el modelo relacional o
disfuncional, conocido como modelo fisiológico, cambia la forma de comprender
la enfermedad idea de lesión es constituido por la idea de desequilibrio.
Los modelos etiológicos aditivos
y sustractivos de la enfermedad
El modelo aditivo; este modelo es
el que la sociedad concibe como la presencia de algo en el organismo, que
traduce la vivencia de enfermedad como presencia, un exceso más que una ausencia.
El modelo sustractivo. Este modelo
es el que concibe la enfermedad como ausencia de algo en el organismo. La sociedad
que concibe este modelo no valoriza la cirugía ni la extracción de sangre, sino
por lo contrario valorizan todo lo que se le agrega al individuo. Para ellos el
buen medico es el que da medicamentos, utiliza procedimientos, etc., y no el
cirujano que extrae, corta o amputa.
Los modelos etiológicos maléfico y
benéfico de la enfermedad.
El modelo maléfico de la
enfermedad. La enfermedad ha sido concebida como un mal absoluto, integralmente negatividad por
un proceso de reducción semiológica que la vincula a lo dañino, o lo
indeseable, a la anormalidad o anomalía que debe ser evitada por todas las
medidas de educación o prevención en salud. Los individuos la conciben como una
desviación biológica y social. En la expresión popular ser enfermo y pobre es
el colmo de las desgracias. Así representamos la enfermedad en nuestra cultura
acompañada de negación.
La enfermedad benéfica. En este
modelo la enfermedad se interpreta como portando, sino un valor al menos un
sentido, puesto que es concebido como un mensaje a escuchar para la restauración
del equilibrio perdido, un episodio que es vital. La enfermedad de ser ratificada
por que es la base que nos orienta para salir adelante y encarrilar de nuevo
nuestras vidas.
Las formas elementales de la curación.
Modelos terapéuticos
Debido a la sistematización etiológica
de las enfermedades se corresponde un conjunto de estrategias terapéuticas.
Modelo primario alopático-homeopático
Modelo alopático. La terapéutica
moderna de la medicina se reconoce por este modelo. Son terapias agresivas que
responden a la idea de génesis de la enfermedad por penetración de algo
externo, con una contra-agresión que debe antagonizar la noxa patógena: antibióticos
como respuesta a la enfermedad bacteriana, la cirugía y la radioterapia que
destruyen al agente agresor.
Modelo homeopático. El modelo homeopático
reconoce un doble principio de acción, el principio de similitud y el de infinitesimal,
es decir se cura una enfermedad en base a lo mismo que lo causa pero en una
dosis pequeña, curando el mal por el mal.
Modelos
curativos y aditivos de la enfermedad.
Modelo
sustractivo. La medicina moderna privilegia ampliamente el modelo curativo
sustractivo de la enfermedad basta recordar la extensa práctica de la sangría,
los lavados para aclarar la sangre espesa causante de los males cardiovasculares.
Recordando que tiene mucha fuerza simbólica la exteriorización del
mal-enfermedad; donde el cirujano tiene como costumbre mostrar el órgano
infectado como prueba de curación.
Modelo aditivo
de la curación. Lo encontramos en una variedad de prácticas médicas contemporáneas
que agregan algo al organismo: alimentación y vitaminas que refuerzan, trasplantes
de órganos sustituyen una función orgánica deteriorada. Se encuentran aquí todas
las prácticas que buscan agregar algo al cuerpo para enfrentar la enfermedad.
Modelos adorcístico
y exorcistico de la curación
Modelo
adorcistico. Se basa en la noción del
estado patológico que culturalmente en Occidente es considerado como un mal, en
otros campos culturales representa el bien. En vez de rechazar la enfermedad es
saludada como un nivel superior de existencia, reconociendo las propiedades terapéuticas,
en la práctica actual, es necesario no olvidar para el caso de las
psicoterapias de orientación psicoanalítica, la concepción de que la enfermedad
posibilita que el proceso de curación sea posible a partir de la propia
enfermedad.
Modelo exorcistico.
En este modelo el terapeuta es combatiente comprometido en una verdadera guerra
contra la enfermedad.
Modelos
sedativos y excitativos de la curación
Modelo
sedativo. Son todas aquellas prácticas que se oponen a un exceso funcional del
organismo y lo traten de reducir o disminuir patológicamente: teniendo en este
modelo a una gama de tranquilizantes, somníferos y sedativos en general,
antiinflamatorios, antiasmáticos, antiespasmódicos, etc.
Modelo
excitativo. E objetivo de este modelo es estimular el organismo o la
personalidad, la prevalencia de la práctica en nuestra medicina es notoria a través
de todos los medicamentos activadores de funciones orgánicas: los digestivos, coleréticos,
estrógenos, galactogenos, etc.
Fuentes bibliográficas
Suemy Jacqueline Gonzalez Koyoc
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