aqui les dejo algunos link para comprender mas de modo y estilo de vida
http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/32752/1/articulo4.pdf
informacion!!
Desarrollo
Estilo de vida y su relación con algunos problemas de salud
Estrés
Es considerada la enfermedad del siglo,
pues ninguna persona escapa a sus efectos. Como tal no es una
enfermedad, sino un factor de riesgo para padecer diferentes
enfermedades siendo algunas personas más vulnerables que otras.
Al hablar sobre la vulnerabilidad ante
el estrés, nos referimos al grado de susceptibilidad de los sujetos a
sufrir las consecuencias negativas de éste. Preferimos enfocar esta
susceptibilidad en términos de perfiles de riesgo y de seguridad. Al
predominar los factores vinculados con el perfil de riesgo, aumenta la
susceptibilidad y por ello se es más vulnerable a los efectos dañinos
del estrés.
Dionisio F. Saldívar Pérez, en su
artículo publicado en Salud y Vida, Psicología, en la página inicial del
martes 14 de noviembre de 2006 en Infomed, hace referencia a varios
aspectos que determinan la vulnerabilidad del individuo ante los
factores estresores y que traemos a colación por su importancia en el
enfoque que demos al estrés y en su influencia en el estilo de vida y
viceversa:
- La autoestima
Es el juicio personal de valía que es
expresado en las actitudes que el individuo adopta hacia sí mismo.
Distintos autores coinciden en cuanto a la relación existente entre el
nivel de autoestima y la tolerancia al estrés; esta relación se vincula
con la incidencia que tiene la autoestima sobre algunas de las variables
que reflejan el tipo de transacción que los sujetos mantienen con su
ambiente y la respuesta de ellos a determinadas y exigencias, así como
con la posibilidad o las expectativas de control de los contextos o
situaciones de estrés.
El nivel de autoestima del sujeto matiza el tipo de respuesta y de afrontamiento que presenta en situaciones de estrés.
- El control
Es una de las variables más importantes
en cuanto al manejo de las situaciones de estrés. Tener o percibir algún
control sobre las situaciones o eventos estresores aumenta el grado de
tolerancia al estrés y reduce la severidad de sus efectos negativos.
Los sujetos que se perciben como
portadores de una baja capacidad de control del medio suelen ser más
vulnerables en su afrontamiento a los eventos estresores.
El concepto, desarrollado por Rotter, de
locus de control para referirse a las atribuciones de causa que las
personas hacen en relación con determinados resultados, es ampliamente
utilizado en la evaluación de esta variable.
Los sujetos con un locus de control
externo atribuyen los resultados obtenidos a fuerzas externas que están
fuera de su control, mientras que los sujetos con un locus de control
interno establecen una relación directa entre sus comportamientos y los
refuerzos y resultados que obtienen.
- El afrontamiento
Puede ser considerado como un mediador
de la reacción emocional frente a situaciones estresoras. Incluye tanto
mecanismos de defensa clásicos, como diversas conductas o estrategias
para enfrentar los estados emocionales negativos, solucionar problemas,
disminuir la activación fisiológica, etc.
Según se ha señalado, las principales funciones del afrontamiento son:
- Intentar la solución del problema
- Regular las emociones
- Proteger la autoestima
- Manejar las interacciones sociales
El tipo de afrontamiento (centrado en el
problema o centrado en la emoción) en sí no resulta bueno ni malo, sino
que depende de su correspondencia o pertinencia al contexto y la
situación. Cuando esto no es así, aumentan la vulnerabilidad y las
posibilidades de enfermar. Lo importante es que el sujeto desarrolle una
actitud ante los problemas y situaciones estresoras que lo lleven a
buscar, en cada caso, aquella manera de afrontarla de la forma más
realista de acuerdo con las demandas de ajuste que se requieran.
- Apoyo social
Desde los trabajos de Holmes y Rahes, se
ha acentuado el valor de los contactos sociales positivos como elemento
protector para el ser humano. De manera particular se ha investigado y
demostrado el papel protector del apoyo social ante situaciones de
estrés. Eyes ha planteado que el apoyo social consiste en la información
y recursos que ofrecen otras personas del entorno que minimizan la
percepción de amenaza, maximizan la percepción actual de control y
facilitan la acción directa y anticipatoria de los modos de
comportamiento.
En resumen, el apoyo social actúa como
un importante modulador del estrés, su presencia y su percepción aumenta
la sensación de control y dominio ante situaciones estresoras, ofrece
una guía y orientación para la acción, contribuye a identificar recursos
personales y sociales y ofrece retroalimentación sobre conductas que
mejoran la competencia personal.
- Fortaleza personal
Entre las características que se han
considerado como importantes en el aumento de la tolerancia al estrés,
está la fortaleza personal, a la que algunos autores se refieren como
personalidad resistente y también como resiliencia.
En el concepto de fortaleza personal se
consideran aspectos tales como: grado de compromiso que los sujetos
asumen con lo que emprenden, la tendencia a evaluar las dificultades
como reto, como algo que pone a prueba sus capacidades y no como una
amenaza; el sentimiento de control sobre las propias circunstancias y la
tendencia a enfocar los problemas de forma realista y con optimismo,
centrado en la acción y la búsqueda de alternativas variadas de posibles
soluciones.
Como factores de importancia que
contribuyen a la fortaleza personal se han de considerar los vinculados
con el sistema de valores y creencias del sujeto y su cosmovisión, que
le posibilitan enfrentar con firmeza y optimismo las dificultades y
situaciones estresoras.
Así, un perfil de seguridad quedaría configurado por la siguiente composición de factores protectores:
- Estilo de vida saludable
- Autoestima positiva adecuada
- Sentimiento de control, expresado en un locus de control interno
- Estilo de afrontamiento caracterizado
por el uso de estrategias de afrontamiento constructivas, adecuadas a
las demandas y a los contextos específicos.
- Red de contactos sociales que posibiliten la percepción de disponer de los apoyos necesarios en casos de dificultades.
- Adecuado nivel de fortaleza personal,
expresado por medio de características como el compromiso, el reto, el
control y la expresión de un optimismo sano y realista.
- La tenencia de un sistema de valores y creencias que posibiliten afrontar con firmeza y tenacidad las dificultades de la vida.
Por supuesto, no tener todos estos
factores presentes en su máxima intensidad, no significa que el sujeto
no tenga un perfil de seguridad, lo importante es la tendencia positiva
con la cual se expresan estos factores, la expresión de una tendencia
negativa configuraría un perfil de riesgo. Incrementar nuestra
resistencia al estrés equivale al incremento de los factores protectores
y la reducción de nuestra vulnerabilidad, el saldo bien vale el
esfuerzo.
Hipertensión arterial
Renato Recio, en la misma página citada
anteriormente, enfoca la hipertensión arterial y su relación estrecha
con un estilo de vida saludable.
La hipertensión arterial (HTA) en Cuba,
como en cualquier país del mundo desarrollado, constituye un problema de
salud, es el factor de riesgo más importante en el origen de las
afecciones del corazón, las enfermedades cerebrovasculares y la
insuficiencia renal. Alrededor de un 30 por ciento de la población
cubana mayor de 14 años es hipertensa conocida, pero se estima que
después de los 50 años casi la mitad de las personas tiene problemas con
la presión alta.
En un reciente análisis, publicado en la revista médica británica The Lancet,
se asegura que la reducción de la tensión sistólica -la primera cifra y
mayor de las dos lecturas- en 20 mm de Hg, y de la diastólica -la
segunda lectura- en 5 mm de Hg, en cualquier persona podrían disminuirle
a la mitad el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular o
desarrollar una cardiopatía.
Según la Organización Mundial de la
Salud (OMS), la hipertensión arterial causa cerca del 50 por ciento de
los casos de enfermedades cardiovasculares en todo el mundo. La OMS
estima que entre 10 y 30 por ciento de los adultos en todo el planeta
tiene hipertensión arterial y entre 50 y 60 por ciento podría gozar de
mejor salud si redujera sus cifras tensionales.
Aún cuando muchas veces la hipertensión
aparece sin causa conocida, siempre resulta fácil determinar los
elementos de riesgo presentes en el estilo de vida de estas personas.
Para revertir este proceso en función de la salud del hombre y su
calidad de vida es necesario:
- Llevar una dieta balanceada
- Evitar el consumo excesivo de sal
- Practicar ejercicios físicos sistemáticamente
- Controlar el peso corporal
- Renunciar al hábito de fumar
- Evitar las tensiones emocionales intensas y continuas
- Reducir o eliminar la ingestión de bebidas alcohólicas
En el estilo de vida saludable se puede incluir también el sueño necesario. Según indicaron investigadores italianos en el American Journal of Hypertension,
la presión arterial sube significativamente cuando se duerme menos de
siete 7 horas. Ellos estudiaron a adultos con hipertensión de leve a
moderada, a los que se les dejó dormir sólo cuatro horas durante la
noche. La presión sistólica fue, como promedio, 7 mm de Hg más elevada
durante la mañana siguiente, mientras que la diastólica fue 4 mm de Hg
por encima de lo normal.
Es indudable que para continuar elevando
la duración y calidad de vida de los cubanos, se requiere cada vez más
eficacia en la prevención y detección temprana de la hipertensión. Ese
reto se extiende a toda la sociedad, no sólo se concentra en el
tratamiento y el control adecuados de los pacientes diagnosticados y con
perfeccionar los métodos que conduzcan a descubrir quiénes son aquellos
que, sin sospecharlo siquiera, pueden estar afectando su plenitud vital
por esta causa; tiene que ver también con el incremento del número de
personas que asuman un estilo de vida saludable y con la realización por
todos los factores de la comunidad de las acciones que favorezcan estas
conductas.
Obesidad
El sobrepeso y la obesidad son una
epidemia que afecta a individuos de todas las edades, sexos, razas y
latitudes, sin respetar el nivel socioeconómico. Es la consecuencia de
la existencia de un balance energético positivo que se prolonga durante
un tiempo.
Al balance energético negativo, único
tratamiento efectivo de la obesidad, se puede llegar incrementando la
actividad física y/o reduciendo la ingesta total de energía alimentaria.
Por esta razón, las acciones que se ejecuten deben estar dirigidas a
desarrollar estilos de vida saludables mediante la realización de
actividades físicas moderadas e intensas acompañadas del consumo de una
dieta adecuada.
Para lograr que en una población se
mantengan estilos de vida saludables es necesario que ésta participe
activamente en la búsqueda de las medidas que permitan su realización y
éstas se deben practicar de acuerdo con un enfoque holístico donde la
integración armónica de todos sus componentes faciliten la realización
más eficiente con el mayor efecto residual.
Si en edades tempranas no se consume una
dieta variada, equilibrada y en cantidades suficientes para que aporte
los nutrientes necesarios en el crecimiento y desarrollo, estaremos
fomentando que el niño crezca con tendencia a ser un adulto obeso; sin
embargo, nunca es tarde para adoptar nuevos estilos de vida. Aun en la
etapa adulta se puede comenzar con patrones dietéticos sanos que nos
protejan de la obesidad.
El abordaje terapéutico de la obesidad,
por su naturaleza multifactorial, debe ser objeto de múltiples sectores o
miembros de la sociedad. En correspondencia con la realidad de que no
existen tratamientos mágicos para la misma es necesario que médicos,
personal paramédico, maestros, padres, funcionarios de salud pública y
de otros sectores en unión de líderes formales y no formales de la
comunidad unan sus esfuerzos con vistas a lograr la aplicación de
programas o medidas que eviten el incremento progresivo del número de
casos y que al mismo tiempo a los ya afectados les permita reducir el
exceso de grasa corporal e incluso retornar a su peso saludable.
Tratándose de la obesidad, es una
obligación de todos unirse para enfrentarla y dominarla porque de no
hacerlo, como consecuencia de las complicaciones a las que puede dar
lugar con toda seguridad terminará más temprano que tarde
comprometiendo, de manera importante, el cuadro de salud de la
población. Sin olvidar que las acciones sobre el individuo obeso deben
provenir de varias direcciones, de manera tal que en su conjunto
permitan la integración de un tratamiento de la enfermedad.
Como el individuo obeso es parte
integrante de la comunidad, ésta requiere ser informada correctamente
sobre las acciones que debe realizar para lograr y mantener el peso
correspondiente a la edad, sexo y talla de sus integrantes por las
implicaciones que esto tiene para la salud de la población. Entre las
informaciones que se les deben brindar a la comunidad se encuentran las
que tienen relación con las recomendaciones sobre la realización de un
determinado nivel de actividad física, buenos hábitos alimentarios e
inocuidad de los alimentos.
El consumo regular de alimentos que de
forma natural son ricos en antioxidantes como frutas, vegetales, granos
integrales, legumbres y condimentos a partir de hierbas, está
estrechamente asociado con beneficios para la salud. Las personas que
consumen estos alimentos ingieren niveles variados de compuestos activos
y protectores de fatales enfermedades. Es importante comprender que la
alimentación más saludable para el ser humano, el combustible que nos
aporta mayor rendimiento y menor riesgo para la salud, es el que nos
proporciona la naturaleza. Aprovechemos de forma sabia esta maravillosa
fuente de vida.
Cáncer
El ser humano necesita adquirir
sistemáticamente por los alimentos el aporte de grasas, proteínas,
carbohidratos y pequeñas cantidades de micronutrientes como minerales y
vitaminas. Su combinación para lograr una alimentación balanceada, más
otros factores que forman parte del estilo de vida, son el pasaporte
para viajar por una vida larga, sana, que además nos permita la
prevención de muchas enfermedades.
Las dolencias que ocupan los primeros
lugares en las estadísticas de mortalidad en el mundo están marcadas por
diferentes factores de riesgo; pero cada vez se ve con mejor claridad
el papel que desempeñan los hábitos alimentarios en su aparición, de ahí
que puedan ser poderosas herramientas en su prevención.
El cáncer es una de las enfermedades con
mayor índice de mortalidad en el mundo. En la actualidad, trata de
competir por el primer puesto con las cardiovasculares. Es una
enfermedad multifactorial, cuyo proceso es complejo y prolongado. Se
caracteriza por el crecimiento y multiplicación sin control de células
anormales, bajo el efecto de factores internos como hormonas, el estado
de inmunidad o la historia genética familiar o por la influencia de
factores externos como sustancias químicas, radiaciones y virus. Vivir
compartiendo estilos de vida más sanos en los que se incluyan buenos
hábitos alimentarios, ejercicios físicos y otras acciones para evitar la
contaminación ambiental, constituyen la clave para evitar esta
enfermedad. El efecto que puede ejercer la dieta sobre la salud y en
particular sobre el cáncer es un aspecto que se viene estudiando desde
décadas recientes, ya hoy confirmado.
En el hombre, los hábitos alimentarios
están relacionados con la diversidad de culturas, la identidad de cada
pueblo, estructuras sociales, religiosas, preceptos y tradiciones
elaboradas a lo largo de la historia. Las diferentes culturas han
mostrado testimonios de alimentos que se aprecian cual un factor de
riesgo para el cáncer y cómo el bajo consumo o ausencia de otros
garantizan de forma general una dieta sana y equilibrada para
prevenirlo.
A fines de la década del sesenta, se
concluyó por primera vez que entre el 30 y el 70% de los cánceres se
encontraban vinculados con la alimentación. Las investigaciones
dirigieron su rumbo a los inmigrantes, al relacionar el cambio de su
modo de vida y sus hábitos dietéticos con la incidencia de cáncer.
Los resultados de estudios con
poblaciones vegetarianas de diferentes latitudes durante veinte años
expusieron un menor riesgo para padecer cáncer, y poblaciones de mujeres
vegetarianas que se trasladaron desde Asia o África oriental a
Inglaterra, pero que mantuvieron su dieta tradicional con verduras y
legumbres, presentaron menor riesgo de cáncer de colon, al compararlas
con aquellas procedentes de las mismas zonas, pero que adoptaron la
dieta occidental.
El llamado Estudio de los Siete Países
realizado en la década del sesenta puso de manifiesto el papel del
estilo de vida, el entorno y fundamentalmente la dieta en la salud de
estas poblaciones. Por este estudio la dieta mediterránea se ha impuesto
como patrón dietético, basada en frutas, verduras y cereales integrales
como elementos protectores contra enfermedades crónicas no
transmisibles, dentro de las cuales se encuentra el cáncer. Aunque la
dieta mediterránea tiene alimentos propios de su entorno -el olivo, la
uva y el trigo como sus representantes más significativos- ofrece los
productos clave que pueden encontrarse en otras fuentes, pero que
indican lo que no debe faltar en una alimentación equilibrada,
agradable, sana y con elementos protectores para evitar la enfermedad.
Conclusión
En algunos grupos de población en los
países no industrializados, en los últimos 50 años, ha habido
alteraciones rápidas y los estilos de vida han cambiado; las antiguas
prácticas sociales están en vías de desaparición, y las dietas
occidentales y formas modernas reemplazan a las tradicionales. Algunos
de estos cambios han contribuido a mejorar la salud, bajar las tasas de
mortalidad infantil y reducir ciertas formas de malnutrición grave, como
la xeroftalmía. Pero con frecuencia estos cambios también han conducido
a un nuevo conjunto de problemas de nutrición y salud y a una sociedad
menos cuidadosa. Hay un aumento rápido en enfermedades no transmisibles
que se relacionan con la dieta, por ejemplo, la enfermedad
arteriosclerótica coronaria, obesidad, ciertos tipos de cáncer,
accidentes cerebrovasculares, caries dentales, diabetes y otras, que
aparecen en muchos países en desarrollo. Algunos de estos problemas
resultan por cambios en los estilos de vida, que incluyen un cambio en
las dietas. Paralelamente con estas modificaciones, ha habido un aumento
en la prevalencia de niños abandonados, jóvenes delincuentes,
prostitución infantil, ancianos enfermos que no reciben una atención
adecuada y enfermedad mental.
No todos los cambios y no toda la
occidentalización son positivos. Muchas sociedades pobres poseen valores
sociales superiores a los que se ven en varias sociedades occidentales
modernas. Los ejemplos incluyen énfasis en la familia extendida, mejor
tratamiento para los ancianos y cuidados en casa más que en las
instituciones, una mayor tolerancia por los enfermos y mayor espíritu
comunitario. No se trata de oponerse a la modernización o al desarrollo
sino más bien reconocer, primero, que todos los esfuerzos de
modernización y desarrollo no brindan de modo automático beneficios a
los pobres; y segundo, que algunas de las acciones consideradas como
buenas pueden degradar la calidad de vida de la gente pobre.
La adopción de los denominados hábitos y
estilos de vida modernos algunas veces presentan beneficios aparentes.
La transferencia y aplicación de las modernas tecnologías para
producción, preservación y procesamiento de alimentos han redundado en
mejor calidad, mayor variedad e inocuidad de los alimentos para el
consumo. Pero, al mismo tiempo, la adopción de ciertos hábitos y
conductas alimentarias, como el exceso de consumo de grasas saturadas,
la disminución de la lactancia natural, el concomitante aumento de la
alimentación por medio de biberón, y el tabaquismo, pueden ser
perjudiciales para la buena salud y la nutrición. Por lo tanto, es
necesario que los posibles efectos negativos de las prácticas
indeseables se superen y se tomen medidas preventivas adecuadas.
No se sugiere que el cambio sea
necesariamente malo. El cambio es inevitable y es necesario para mejorar
la nutrición y la salud. Los conocimientos modernos se pueden dirigir a
beneficio de los pobres y cada país debe elegir con libertad sus
acciones. Sin embargo, cuando se estimula el cambio, ya sea por medio de
los gobiernos o por personas de fuera, es importante considerar sus
posibles efectos adversos.
La modificación positiva del modo y el
estilo de vida constituye la base estratégica fundamental de los
objetivos, propósitos y directrices de la Salud Pública cubana hasta el
año 2000. Para dirigir acciones de intervención es esencial el previo
conocimiento de aquello que requiere ser transformado. La
caracterización del estilo de vida deviene como un elemento primario del
análisis de la situación de salud en la comunidad. Para planificar las
acciones encaminadas a conservar y promover la salud y el bienestar del
hombre es necesario tener en cuenta que los factores que la favorecen o,
por el contrario, las que precipitan una alteración, pueden gestarse
tanto en la vida laboral del sujeto, como en su vida extralaboral. Todos
debemos participar de manera activa en esta batalla ardua pero con muy
buenos dividendos que es cambiar o modificar nuestro estilo de vida por
un estilo más saludable que nos permita vivir mas y mejor.
Las recomendaciones médicas deben estar
principalmente dirigidas a tratar las morbilidades. Dados los beneficios
preventivos de la actividad física, el consumo de frutas y verduras y
de un peso saludable, se insta a los prestadores de servicios médicos a
aconsejar con más vehemencia a todos sus pacientes para que cumplan con
las recomendaciones básicas para un estilo de vida saludable. No
olvidemos que un cambio por un estilo de vida más saludable es una
opción actual y necesaria.
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World Health Organization. (2002). World Health Report: Reducing risks, promoting healthy life. Geneva: WHO.
diferentes puntos de vista
El modo de vida en la comunidad y la conducta
cotidiana de las personas*
Ubaldo González Pérez1
Resumen
Se abusa del término calidad de vida y se usa para referirse a las acciones
para mejorar las condiciones de vida, lo cual crea confusiones en el lenguaje,
además de creer que la calidad de vida se cambia por prescripción
facultativa del personal de salud, cuando en verdad se trata de una actividad
eminentemente educativa, aceptada tanto por los criterios técnicos, sociales
y personales, que debe ser apropiada por las personas y vivenciada como necesaria.
El propósito de esta conferencia es brindar los resultados de reflexiones
de trabajo en este campo, que posibilitan la dilucidación de conceptos
centrados en la actividad sistemática de los grupos humanos y de las
personas como son el modo de vida y el estilo de vida y de aquellos conceptos
centrados en el contexto material y espiritual donde se desarrolla la actividad
de la comunidad y los individuos, como son el nivel de vida y las condiciones
de vida.
Palabras clave: MODO DE VIDA; CALIDAD DE VIDA; CONDICIONES DE VIDAESTILO
DE VIDA; EDUCACIÓN EN SALUD; ACTIVIDAD SOCIAL Y SALUD; CONDICIONES SOCIOECONÓMICAS
Y SALUD.
Introducción
Los objetivos de la medicina cubana, por expresar la presencia de una revolución
social, han tenido rápidas transformaciones que van desde enfrentar una
mortalidad y morbilidad propias de país subdesarrollado, hasta crear
un servicio de alta tecnología, lograr una transformación de la
morbilidad hacia una semejante a la de países desarrollados, y la mayor
aspiración por la que pueden luchar las ciencias de la salud: trabajar
para conquistar un modo de vida saludable y una cultura de la salud para la
población.
La evolución económico-social y científico-técnica
se refleja en las acciones médicas en la medida que se va transformando
el modo de vida de nuestra sociedad, por efecto del desarrollo de la cultura
material y espiritual, lo cual puede mostrarse de forma simplificada en estos
cuatro pasos:
- Acciones médicas curativas tardías y de nivel técnico
insuficiente frente a enfermedades avanzadas en fase aguda. Estructuración
insuficiente del servicio de salud desde los puntos de vista geográfico,
técnico y en accesibilidad. Pobre o ningún trabajo en promoción
de salud, prevención y rehabilitación.
- Acciones médicas curativas de mayor nivel técnico y tempranas,
frente a enfermedades detectadas por los primeros síntomas. Se ponen
en práctica los programas básicos de salud. Se garantiza cobertura
por vacunación. Se inicia el trabajo de prevención, promoción
y rehabilitación. Programa de Atención Primaria a todo el País.
- Acciones médicas de alta tecnología. Programa de Genética
Médica para la detección temprana de malformaciones congénitas,
cromosomopatías y enfermedades de origen genético. Se desarrollan
las salas de terapia intensiva. Se amplían los transplantes. Chequeos
médicos a personas sanas. Sistemas avanzados de vigilancia epidemiológica
para la detección y control de los grupos de alto riesgo. Se desarrolla
el trabajo de prevención y de promoción de salud en la comunidad.
Se desarrolla el Programa del Médico de Familia. Se consolida la rehabilitación.
- Ampliación de la capacidad de diagnóstico, tratamiento de
urgencias y rehabilitación del policlínico. Investigar y modificar
la imagen y el sentido de la salud y la enfermedad que posee la población,
conjuntamente con la valoración que tiene de las acciones de salud
y de las actividades nocivas del modo de vida. Educar la valoración
que hace la población de la calidad de los servicios médicos,
mediante una relación médico-población humanizante. El
hombre sano, la familia, las instituciones y la protección del equilibrio
ecológico, pasan a ser objetivo priorizado de las ciencias de la salud.
Etapa de centrar el trabajo en el mejoramiento del modo de vida, los estilos
de vida y la calidad de vida, así como el desarrollo de una cultura
de la salud.
Como se deduce fácilmente de estas cuatro etapas de la evolución
de las acciones médicas; la medicina ha ido trasladando su campo de acción
en el proceso salud-enfermedad: desde la enfermedad avanzada hasta la enfermedad
en sus primeras manifestaciones y de aquí a la comunidad, a personas
sanas y al medio en su concepción más amplia; donde se encuentran
la comunidad con sus condiciones de vida y los individuos sanos con sus estilos
de vida, todo ello convertido en objeto de estudio para las ciencias de la salud
modernas, para evaluar y estimar su grado de calidad. Este enfoque permite conocer
las condiciones en que se gesta y evoluciona la salud y la enfermedad y derivar
de ello las políticas de salud, la actualización de los planes
de estudio de pre y postgrado de los profesionales, la adecuación de
los servicios y la educación de la población, dentro de parámetros
establecidos con criterios científicos-técnicos y éticos
que favorezcan el progreso humano y la conquista de una cultura de la salud
y la felicidad.
Para nuestro país, en el inicio del milenio, se han dado condiciones
nuevas para enfrentar los problemas actuales de salud, determinadas por el reconocimiento
de su complejidad por parte de la más alta dirección social, que
identificó la necesidad de ampliar la diversidad de profesiones que deben
integrarse a la educación de una cultura de la salud y el mejoramiento
de la calidad de vida como objetivos superiores de esta etapa, comenzándose
la formación masiva de recursos humanos que realizarán trabajo
social. Además, se desarrolla el trabajo de la Comisión Nacional
de Calidad de Vida, la Unidad de Análisis de la Situación de Salud
y sus filiales provinciales, la ampliación del número de municipios
por la salud, las investigaciones genéticas de las discapacidades, la
investigación sobre la longevidad y otros proyectos. Todo lo que acontece
está evidenciando que la solución de nuestros problemas actuales
de salud y los proyectos diseñados para enfrentarlos, son el resultado
de un considerable desarrollo social y humano.
La velocidad con la que se ha desarrollado la cultura material en el planeta
presionada por una comercialización pragmatista insaciable, con la consiguiente
diversificación de la actividad del hombre en las ciudades, ha sido muy
rápida en comparación con los ritmos de adaptación y evolución
psicobiológica; por tanto, la capacidad de regulación de su sistema
inmune y otros sistemas fisiológicos del organismo, en el intercambio
con un medio transformado e intoxicado por la industrialización no controlada
y por sustancias artificiales con las que se pone en contacto directo y a diario,
así como su personalidad y su capacidad de autorregulación, no
están preparadas para elegir y enfrentar las costumbres y el modo de
vida impuesto por el desarrollo de la sociedad contemporánea. Es por
esto que el sedentarismo, los hábitos nocivos (tabaco, alcohol, drogas),
la dieta inapropiada, la vida contra reloj, la rigidez y obsolescencia de una
parte del sistema de valores (relacionados con egoísmos, discriminaciones,
sexualidad, supersticiones) que no reflejan los progresos alcanzados en las
concepciones sociales, motivan conductas inapropiadas, ambiciones, temores,
presiones y pobre reflexión sobre la calidad de su vida y lo han conducido
a condiciones de vida estresantes, agrabadas por la globalización del
terrorismo; convirtiéndose todo ello en nuevas trabas que deterioran
la salud, paradójicamente, en una etapa de la humanidad de infinitas
posibilidades de utilización de las ciencias y el conocimiento para el
bienestar del hombre, que permite demostrar que un mundo mejor es posible.
Glen Williams considera que los principales factores que dificultan
transformar la supervivencia infantil en el mundo son de tipo social y político,
pero no técnicos, lo que obtuvo aceptación en la comunidad científica.
Algo semejante se podría decir cuando se analizan las tasas de mortalidad
por accidentes de tránsito, o por efecto de las adicciones sobre la salud,
o por el papel destructivo del estrés sobre la salud en sociedades desarrolladas
con recursos suficientes pero con una justicia distributiva discriminatoria
de las mayorías y arrastradas por la presión de la propaganda
comercial para la asunción de falsas necesidades.
Todo lo anterior pone ante la dirección social una tarea actualizada,
que es perfeccionar las relaciones económico-jurídicas y el modo
de vida, para que la educación pueda hacer el efecto socializador y humanizador
necesario sobre la personalidad y el estilo de vida, como medio fundamental
para proteger la salud y propiciar una vida con calidad.
Los determinantes del modo de vida generalmente actúan de forma indirecta
y a largo plazo y no suelen ser asociados a la enfermedad por los estudios clínicos.
El peligro, el malestar y los síntomas que puede producir la enfermedad,
atraen habitualmente toda la atención del médico, lo que unido
a las características del método clínico y la necesidad
pragmática de aliviar o curar la enfermedad lo antes posible, determinan
la omisión o subestimación de la incidencia del modo de vida,
lo cual enmascara la historia natural de la enfermedad y escamotea el enfoque
genético y epidemiológico tras el impacto del alivio o cura de
lo individual y lo inmediato.
Aportes de estudios epidemiológicos que ya tienen algunos años,
pero que no son plenamente tomados en cuenta por el pensamiento médico
promedio, alertan acerca de que el análisis de las principales causas
de muerte por cáncer en países como Estados Unidos e Inglaterra,
ha revelado que el tabaco es posiblemente el responsable del 30 % de estas muertes,
la dieta inapropiada estaría asociada al 35 %, factores ocupacionales
parecen producir del 4 al 8 %, la contaminación ambiental del 2 al 5
% de las muertes y finalmente el comportamiento sexual y reproductivo se asocian
al 7 % de las muertes por cáncer. Lo expuesto pone de relieve que algunos
de los agentes identificados como cancerígenos son principalmente factores
asociados a las actividades del modo y los estilos de vida.
En su trabajo "Los genes del cáncer",
Adame De León
y Garaglis exponen que en la activación de los proto-oncogenes
actúan innumerables sustancias con las cuales estamos en contacto diario,
asociado esto al modo de vida. Lo cual quiere decir que la necesidad de identificar
determinantes e indicadores del modo de vida debe ser una demanda hasta de las
disciplinas aparentemente más distantes de las ciencias sociales, como
es el caso de este enfoque genético del cáncer.
Se debe tener presente que la educación y la socialización son
categorías que descansan en el mecanismo psíquico humano conocido
como aprendizaje, que hace posible la apropiación del modo de vida, la
estructuración de la personalidad, la formación del estilo de
vida, la conformación humano-subjetivo de las condiciones de vida, de
su sentido social y personal y la aceptación, estimación y justificación
de su grado de calidad en el contexto de cada cultura. Esto nos permitirá
entender por qué tanto el hombre equilibrado, el deportista, el sedentario,
el fumador, el obeso y el alcohólico, pueden justificar y disfrutar su
comportamiento. Ante esta realidad, la posibilidad de comprender la interacción
entre lo biológico y lo social y aceptar su gran complejidad, nos debe
alejar de los radicalismos parcializados hacia el biologicismo, el voluntarismo
conductual, los enfoques energetistas y homeopático tomados como axiomas,
la absolutización de los resultados de la medicina basada en la evidencia
y la aplastante producción y mala utilización de medicamentos
omitiendo la integralidad socio-psico-neuro-inmuno-vegetativa y el carácter
sistémico del organismo humano.
Desde una concepción integral y sistémica de lo biológico,
lo económico, lo social y lo psíquico como la que aquí
se propone, la herencia y las diferencias biológicas individuales, podrán
entenderse como un substrato material importante, pero que puede ser favorecido
o dañado, tanto por las condiciones de vida y su grado de calidad, como
por la personalidad y su grado de equilibrio. Las ciencias de la salud contemporáneas
están urgidas de actualizar sus concepciones y ampliar su arsenal de
conocimientos y técnicas para enfrentar los problemas de salud propiciados
por el modo de vida nocivo inducido por los aspectos negativos de la globalización
y una masa de personas cada vez más desprotegidos y enajenados para enfrentarlos.
Téngase presente este ejemplo, la apropiación de conductas alimentarias
adecuadas por la población del planeta ha crecido muy lentamente, mientras
que el mercado de alimentos "chatarra" ha tenido un crecimiento abrumador,
junto al consumo de bebidas alcohólicas y de tabaco. Por qué asombrarnos
por los índices alarmantes de obesidad, accidentes de tránsito,
de hipertensión arterial y sus consecuencias.
Conceptos centrados en la actividad sistemática de los grupos humanos
y de las personas. Modo de vida y estilo de vida
Modo de vida
El modo de vida es concebido como una categoría económica y sociohistórica,
que incluye la vida espiritual y es utilizada para designar el conjunto de actividad
vital, socializada y sistemática que realizan los hombres para la satisfacción
de sus necesidades en sus distintos niveles de interacción social y grupal
(no individual) condicionados por la formación socioeconómica
imperante.
El modo de vida como actividad vital sistemática de la comunidad, se
transforma de forma relativamente inmediata y ajena a la voluntad de los hombres,
lo cual está determinado por los cambios en las condiciones de vida que
generan las relaciones de propiedad, jurídicas, morales y estéticas.
No obstante, se hace necesario precisar que sería erróneo creer
que el modo de vida de la comunidad y las personas siempre evoluciona hacia
la incorporación de actividades favorables para la salud. Un claro ejemplo
es el aumento del nivel de vida por el incremento salarial, que no siempre desencadena
actividades para proteger la salud ya que con él pudiera incrementarse
el consumo de café, cigarro, alcohol, alimentos "chatarra",
consumo de artículos intrascendentes, etcétera.
La estructura económico-social y el grado de desarrollo de la cultura
en cada lugar y época histórica, se expresan en la actividad humana
colectiva como su modo de vida.
Las características del modo de vida de nuestra población en
la década del sesenta eran diferentes a las del setenta y a las del ochenta.
Las conquistas económicas y sociales de la Revolución se reflejaron
en el progreso del modo de vida; al igual que en la década del noventa
los efectos del bloqueo, de los errores y tendencias negativas en la economía
y en la dirección social, y las insuficiencias jurídicas para
el control social de los nuevos tiempos, también se han reflejado en
el modo de vida y por lo tanto en la salud. Un ejemplo de ello son los índices
de tabaquismo, de alcoholismo, de aborto demandado, de suicidio, de accidentes
de tránsito, de enfermedades reemergentes y en el plano jurídico
los índices de delitos con violencia, la indisciplina social que repercute
sobre la salud, de divorcio y las manifestaciones de drogadicción.
Por estas razones, los indicadores de riesgo y vulnerabilidad no pueden permanecer
estáticos y los investigadores están obligados a estudiarlos constantemente
para ver su evolución y los ajustes a los planes y los programas que
de ellos se deriven para la elaboración de las políticas de salud
y la actualización de los profesionales. Este enfoque permite diferenciar
factores que mueven conductas individuales de los que mueven conductas grupales
y sociales. A los problemas individuales hay que buscarle explicación
en características o contradicciones de la personalidad o en condiciones
situacionales o azarosas, pero a los problemas de grupos o sociales (como ejemplos
la indisciplina social y el delito) hay que buscarle explicación en contradicciones
de las relaciones económicas, jurídicas y morales, esto hace que
sus soluciones escapen a la voluntad o a las exhortaciones a la conciencia moral.
La experiencia de nuestro país en relación con el aseguramiento
de la equidad en el acceso a los servicios médicos, demuestra que no
basta con asegurar la oferta en los servicios médicos gratuitos, sino
que es imprescindible crear las necesidades subjetivas, valores y motivos en
relación con la protección de la salud; por lo cual la educación
en salud adquiere una nueva dimensión al plantearse como tarea formar
esas nuevas necesidades y valores en la conciencia de las personas (una típica
batalla de ideas) para que puedan influir en su estilo de vida y decisiones
en relación con el aprovechamiento racional de los servicios que se le
brindan. Se trata pues, de modelar el nuevo modo de vida en función de
la salud y el bienestar humano.
El modo de vida y la salud también han recibido el impacto de los problemas
globales y aunque el concepto de problemas globales es de reciente creación,
no lo es parte de los problemas incluidos en este.
El grado de interdependencia económica y científico-técnica,
junto al desarrollo de las comunicaciones entre las diferentes culturas, ha
contribuido a la universalización de los problemas más graves
de la humanidad. El desarrollo dirigido por la ambición económica
y de poder condujo al desarrollo en vez de al progreso, por tanto se perdió
la noción de peligro y de límite del desarrollo. El reconocimiento
de esta realidad como amenaza de la existencia humana, expresada por el llamado
Círculo de Roma, permite a la vez percibir la posibilidad de enfrentarla
basándose en esa misma interdependencia de la existencia, del conocimiento,
la solidaridad y de la voluntad política universal para su solución,
guiados por la firme convicción de que un mundo mejor es posible. Pero
al poder financiero, político y de las transnacionales que imponen el
modo de vida en el mundo, no le interesan estas soluciones.
Las naciones empobrecidas están obligadas a aceptar inversiones ajenas
a sus necesidades reales de desarrollo, con el propósito de mejorar el
empleo, a admitir empresas contaminantes y permitir una propaganda comercial
de productos ajenos a sus necesidades y costumbres, ofertados a una población
no escolarizada o no capacitada para seleccionarlos; por ejemplo, ser consumidores
de una programación de TV por cable extraña a su identidad y momento
histórico-cultural; o ser inducidos por una falsa idea de modernidad
y
status social a una añoranza de consumo intrascendente, cursi,
kitch y en ocasiones hasta nociva para la salud. Estos fenómenos
han influido en el modo de vida y la salud de muchas naciones con independencia
de los deseos y necesidades de sus pueblos y gobiernos. Por tanto, como formamos
parte de un mundo globalizado, tales experiencias deben ser tomadas en cuenta
en nuestras políticas de salud en relación con la transformación
del modo de vida y la calidad de vida para alcanzar una cultura de la salud
basada en los principios de nuestro proyecto social.
Estilo de vida
En el nivel individual la actividad sistemática del hombre se modela
de forma diferente, se nutre del modo de vida familiar y social, pero es condicionado
o mediatizado por la personalidad del individuo y por esa razón debe
diferenciarse del modo de vida y usarse sólo para el sujeto como unidad
de la especie. Por tanto al referirse a esa actividad sistemática individual
he propuesto llamarla estilo de vida. Esto permite delimitar términos
que eliminen el uso indiscriminado de expresiones como Life Style y Way of Life,
que se encuentran con frecuencia en la literatura especializada como sinónimos.
Cuando se intenta modificar las condiciones de vida, hay que tener en cuenta
la forma en que la persona asimila esos cambios y en qué medida se plasman
en su sentido, sus motivaciones, actitudes y conducta. Dichos cambios no se
convierten en comportamientos automáticos y habituales porque lo deseen
los especialistas en salud y lo divulguen los medios de comunicación.
Esto nos plantea que una cosa es dar información y otra es comunicar,
educar y cambiar conductas.
La personalidad se identifica o subestima en determinadas actividades del modo
de vida familiar o social, por lo que las hará suya o no, seleccionando
(no siempre conscientemente), estructurando y dirigiendo las actividades del
estilo de vida de ese individuo concreto. Por tal razón, si para él
no constituye una necesidad el cuidado de sus dientes, sencillamente no hará
uso de las ofertas del servicio estomatológico que se le brindan gratuitamente.
Y así sucederá con el resto de las actividades preferidas por
cada persona que integran su estilo de vida.
El estilo de vida como unidad de lo social y lo individual, es concebido como
la realización, en el plano de la actividad práctica del individuo,
de su estilo de regulación psíquica, o lo que es lo mismo: la
actividad de la personalidad de cada sujeto realizada en la práctica
social sistemática, cotidiana en la solución de sus necesidades
y motivaciones.
Entre las actividades de sus necesidades básicas que conforman el estilo
de vida se encuentran la actividad laboral, educacional, nutricional, sexual,
religiosa, física, recreativa, etcétera.
El estilo de vida y la actividad cotidiana que lo integrará, pueden
condicionar la salud y la enfermedad del hombre, ya sea por el trabajo que realiza
o la forma en que lo realiza, por las características de su nutrición
o por su vida sexual, entre otras actividades.
Conclusión sobre la utilidad de estos dos conceptos analizados
Las formas de actividad concreta que integran el modo de vida de la población,
merecen ser estudiadas, ya sean positivas o negativas, las cuales nos pueden
facilitar conocimientos que contribuyan a elaborar estrategias y programas para
el desarrollo del bienestar social, del trabajo higiénico-epidemiológico
y la promoción de salud. Lo mismo sucede con las actividades del estilo
de vida del individuo y su utilidad para el diagnóstico, tratamiento
y pronóstico de su salud o enfermedad.
Lo que debe tenerse presente es que para actuar sobre el modo de vida de la
población hay que comenzar por incidir en sus determinantes económicos,
jurídicos, morales, apoyados en las instituciones sociales que expresan
las actividades de la conciencia social y las diseminan, inducen y regulan por
la comunidad y los diferentes grupos de la sociedad. Este trabajo multifactorial
y de educación sistemático no se puede sustituir con divulgación
de información; intentarlo, denota desconocimiento y voluntarismo subjetivo,
nada más ajeno a la teoría del conocimiento marxista.
Algo parecido debe advertirse al trabajar con los estilos de vida de los individuos;
para que algo sea apropiado e incorporado como conducta útil, agradable,
necesaria o motivante para una persona, tiene que poseer sentido en su personalidad,
sentirlo como necesidad suya, pues de lo contrario, aunque llegue a iniciarlo
lo abandona o lo hace como algo impuesto desde afuera, que no le provoca placer
ni satisface sus deseos e intereses y se puede transformar en una carga molesta
capaz de generar efectos negativos o estresantes; un ejemplo de esto es lo que
le sucede a un fumador o a un alcohólico cuando se le orienta que desistan
de su adicción, pero quedan intactos los mecanismos reguladores de su
personalidad y las causas que lo llevan a la adicción. Con esa conducta
se les estará torturando en nombre de la salud y la medicina, no por
las buenas intenciones, que casi siempre son las que generan la prescripción,
sino por carecer de buenas técnicas para lograr ese objetivo o por el
empleo de una técnica inapropiada. Puede ilustrar esta aseveración
la angustia nociva que le provoca a un niño que se le exija o se le comprometa
a no chuparse el dedo. Otro ejemplo apropiado es que con gran frecuencia se
oye emplear la expresión dar psicoterapia a una persona como sinónimo
de darle consejos o explicaciones, pero no hay nada más ingenuo y ajeno
a esa técnica, y se hace más grave cuando lo dice un profesional
relacionado con este campo o cuando los consejos aparecen como parte de tareas
y acciones de un plan de educación para la salud. Conocer estos errores
constituye una alerta que favorece detectar necesidades y problemas que ayuden
en la actualización de los planes de estudio de pre y postgrado, para
elevar el contenido técnico-científico de nuestras ciencias médicas
a la altura del humanismo que le ha conferido el estado revolucionario cubano.
Conceptos centrados en el contexto material y espiritual donde se desarrolla
la actividad de la comunidad y los individuos. Nivel de vida y condiciones de
vida
Nivel de vida
El concepto de nivel de vida debe referirse al soporte material y económico
en que se desarrolla la actividad humana de comunidades o individuos. Es aplicable
tanto a una sociedad, a una clase social, una comunidad, una familia o un individuo.
Incluye propiedades, bienes, riquezas, capacidad de adquisición y compra,
desarrollo y disponibilidad material y tecnológica del medio donde se
desenvuelve, salario, ganancias, etc. Lo que no implica el uso adecuado o nocivo
que se haga de esas condiciones materiales y económicas. El uso adecuado
para la salud, el bienestar, el perfeccionamiento moral y el progreso social,
dependen de la buena socialización y educación de naciones, comunidades
y personas.
Deben recordarse lamentables experiencias de bondades y gratuidades que se
han tenido a lo largo de la Revolución, tal como otorgar una decorosa
vivienda a una familia marginada socialmente y esta permutarla sucesivamente
por otras de menor valor y cobrar la diferencia, hasta llegar a un cuarto en
un solar equivalente al que poseían al recibir la vivienda. También
recordar lo que suelen hacer el alcohólico y el obeso cuando mejoran
su monto salarial, aumentar el consumo de sus adicciones.
Las presiones sociales, la competencia personal y los símbolos de
status
social en la sociedad de consumo, empujan a las personas a priorizar gastos
intrascendentes en detrimento hasta de las comodidades de la vivienda, la nutrición
o la higiene, y gastan recursos en videos, celulares, carros y marcas para lograr
una imagen pública.
Condiciones de vida
Cuando nos referimos a condiciones de vida, se incluyen el modo de vida y el
nivel de vida si se trata de un grupo humano, y el estilo de vida y el nivel
de vida si se trata de una persona. Quiere decir que se contemplan de forma
integradas la actividad y las condiciones materiales y espirituales en que se
realiza.
Condiciones de vida incluye lo material y lo espiritual que conforman el contexto
donde se desarrolla la vida del grupo o la persona. Lo material y económico
ya se ha explicado. De lo espiritual (también nombrado como actividades
de la conciencia social, lo cultural, lo psíquico) se puede decir que
incluye su formación estética, gustos artísticos, su calidad
moral, su educación formal, sus relaciones humanas, su concepción
del mundo, autoestima, autoconciencia de cómo soy y por qué, conocimiento
o placer por la etiqueta, su variedad o profundidad de conocimientos, virtudes
o defectos, satisfacción o no con la vida, identidad cultural, el proyecto
de vida, en fin, todo lo que forma parte de la vida o le da sentido, sin ser
material o económico.
Cuando se estudian las condiciones de vida se registran tanto los componentes
del nivel de vida como las actividades básicas de las personas que hayan
sido relacionadas como variables de interés.
El estudio de las condiciones de vida fue lo que permitió el nacimiento
de la Epidemiología, de la Higiene Social, de la Medicina Social y de
la Salud Pública, ya que posibilitó que la medicina saliera de
los límites del individuo enfermo hacia la actividad de los hombres antes
de enfermar, de los recursos (vivienda, alimentación, higiene) y de las
actividades básicas (trabajo) de que disponía para vivir. Esta
evolución se puede apreciar al estudiar las obras desde
Ramacini hasta
Snow, desde
Virchov y de
Percival hasta
Semashko,
desde
Sigerist hasta
Navarro,
Terry,
Lalonde y especialmente
Asa C.
Laurel. Este mismo proceso se reprodujo cuando la Psicología
Médica y la Psicología Clínica se utilizaron para estudiar
las condiciones de vida que actuaban como determinantes de la enfermedad y se
armaron del método epidemiológico y los enfoques de las ciencias
sociales para interpretarlas, se conformó una especialidad cualitativamente
nueva, la Psicología de la Salud.
Precisamente en este contexto de actividad social sistemática representada
primero por la familia y después por el barrio y la escuela, es donde
se desarrolla el comportamiento y la psiquis de cada individuo, donde se apropia
de los valores, normas sociales y costumbres relacionados con la salud. Por
tanto, si se aspira a enriquecer los conocimientos, la imagen y el sentido de
la salud y la enfermedad, la conducta ante la protección de la salud
y los servicios médicos que se le ofertan, hay que orientar el trabajo
hacia la comunidad, la familia, la escuela y sus condiciones de vida.
En la medida en que los hombres descubren y tienen acceso al uso de más
objetos, de conocimientos y procedimientos tecnológicos para satisfacer
sus necesidades, van ampliando su actividad y las posibilidades de transformar
su modo de vida. Va construyendo la cultura material y espiritual y construyéndose
a sí mismo; en un proceso, lento pero progresivo, de sustitución
de fuerzas ciegas de las relaciones económicas y de la actividad del
modo de vida, por fuerzas conscientes de la educación que lo muevan a
la socialización y el progreso. Cada paso alcanzado en el desarrollo
de la sociedad puede transformar la actividad vital, por lo que estamos obligados
a adecuar el modo de vida a la protección de la salud y la conquista
de la felicidad, para evitar la contradicción entre el acelerado ritmo
de cambio del proceso productivo y el desarrollo social, y la lenta adaptación
de los procesos psicobiológicos.
La calidad de la vida y la salud
Cuando se arriba a la aplicación del concepto calidad de vida en el
campo de la salud, desde el ángulo de las disciplinas científicas
y técnicas, estamos obligados a usar los requisitos de sus lenguajes.
Por tanto se debe comenzar por delimitar qué se entenderá por
calidad y qué por vida; de lo contrario se puede correr el riesgo que
el intercambio se asemeje a un diálogo entre sordos; cada uno supone
que el otro lo entiende. También se enfrenta la diferenciación
entre palabra, término, definición, concepto y concepto científico,
lo cual no siempre se ha tenido en cuenta al usarlos en la literatura o en la
comunicación entre profesionales.
En el campo del conocimiento filosófico, calidad o cualidad es una categoría
que se refiere a características esenciales y propias de un objeto que
lo diferencian de los demás y lo distinguen como ese y no otro, aunque
sea el más cercano a él. La calidad es lo que reconoce la existencia
diferenciada del objeto. La calidad existe unida a un rango de cantidad, como
un equilibrio entre ambas que expresa esa calidad singular; al sobrepasar ese
rango el objeto adquiere una nueva calidad y pasa a ser otro diferente al anterior
y también único. Sin embargo en el lenguaje conversacional puede
referirse a lo bueno, a la superioridad, excelencia, clase, pureza, lo fiable,
lo deseable.
Evaluar la calidad significa establecer los parámetros, el rango, las
proporciones, la combinatoria, el acoplamiento, el consenso, etc., en que se
reconoce la existencia de una calidad particular y no otra.
Al emplear calidad para valorar, delimitar y estimar la vida, se plantea una
necesidad de consenso entre la opinión de los especialistas, el significado
para la cultura y para el individuo, que alcanza desde la valoración
legal hasta la moral. Por esa razón nadie (ni grupo ni persona), por
sí solo, está facultado para decirle a otro lo que es calidad
de vida para él. Estas características permiten entender por qué
la calidad de vida se diferencia de una cultura o persona a otra, y a la vez
va cambiando con el tiempo y con los avances de la ciencia, la técnica,
los progresos de la moral y la estética.
Al delimitar a qué llamaremos vida, es necesario sobrepasar los criterios
de vida biológica, que generalmente se usan para evaluar también
la vida humana socializada, sin o muy escasos reparos; usarlo de esa forma implica
concebir al hombre como a cualquier ser vivo, omitiendo su esencia social, que
es la condición que determina su cualidad básica, su existencia
social. Al valorar la vida humana hay que dar una versión integral de
lo biológico, lo psíquico, lo social y lo situacional, ya que
en determinadas condiciones la vida puede cambiar su sentido. Esto plantea una
problemática específicamente humana y ética para valorar
la vida, y es considerar si para el hombre se aceptará que hay vida cuando
se refiere solo a la biológica, o a la biológica y a la psíquica
pero sin posibilidades de vida social. Agrego, que estos conceptos per se no
humanizan la percepción de la vida, ya que pueden ser defendidos desde
concepciones filosóficas e ideológicas diferentes, por tanto conducir
a acciones también diferentes.
Al aplicar el término calidad de vida al campo de la salud aparecen
nuevas exigencias que van más allá de las contempladas con los
términos anteriormente estudiados, que son el modo, condiciones, nivel
y estilo de vida. Estos son evaluados o valorados por los especialistas y generalmente
contrastados con criterios objetivos, pero cuando se trata de hacerlo con calidad
de vida, hay que integrar los criterios subjetivos de los evaluados, los criterios
y el sentido de la sociedad, la comunidad o la persona que se evalúa;
como también hay que considerar circunstancias, consecuencias y excepciones,
ya que la aplicación de la norma deontológica médica y
la estimación humana de la calidad de la vida no son siempre compatibles;
en este momento se entra en el campo de la ética. Los dilemas que se
originan frente a la posibilidad de una interrupción del embarazo debido
a una malformación grave o limitarse a evitar el sufrimiento y retirar
las tecnologías terapéuticas ante una muerte cerebral, la excepción
no niega la norma, sino la justifican las circunstancias y consecuencias; lo
que conlleva que la excepción sea aceptada como un mal menor y no un
bien en sí misma. Pero para lograr la coincidencia o consenso de criterios
ante estas situaciones críticas, es necesario educar a los profesionales,
a la población y a las valoraciones del derecho y la legislación
en relación a qué se entiende por calidad de vida.
El otro problema que se enfrenta es que la calidad de vida no se puede modificar
con acciones aisladas ni proporcionando recursos materiales o acceso a actividades
culturales, deportivas o recreativas. Nuestro país es uno de los que
organiza y tiene más y mejores festivales de ballet, piano, guitarra,
jazz, coros, exposiciones de pintura, etc., a precios increíblemente
baratos y hasta gratuitos, y sin embargo es una pena ver, con lamentable frecuencia,
las salas con muy baja asistencia. Otro tanto ha sucedido, y ha sido expuesto
por los medios de información, con el deterioro de las instalaciones
deportivas, pero no se ha hecho un trabajo educativo en la administración
local para que la comunidad las sienta suyas y las cuide como parte de su valioso
patrimonio. No necesita comentario el estado deplorable en que han pasado, por
años, los círculos sociales y su actividad predominante ha sido
el baile con bebidas alcohólicas y pobres condiciones para el disfrute
higiénico y agradable de baños de mar o piscina, tertulias literarias,
talleres de artes plásticas, crianza de niños, nutrición,
etc.; en una nación que tiene profesionales de la salud, instructores
de arte y de deportes que pueden convertir, sin ninguna utopía, a esos
centros en instituciones envidiables para cualquier país desarrollado.
Para evaluar la calidad de vida de una comunidad, hay que evaluar su modo de
vida, su nivel de vida y sus condiciones de vida. Al evaluar la calidad de vida
de una persona hay que evaluar su nivel de vida, sus condiciones de vida, su
estilo de vida, el equilibrio y eficiencia de su personalidad, la realización
de sus necesidades y motivos, así como la conformidad consigo mismo.
De lo anterior se deriva que la calidad de vida cambia no cuando cambian el
nivel de vida, las regulaciones, la información que se suministra o las
condiciones de vida, sino cuando la comunidad o la persona se apropia de ellas
y vivencia como su necesidad y motivación las condiciones de vida que
se le facilitan o sugieren y las pone en práctica, no solo porque las
conoce y las puede hacer, sino porque les ha encontrado sentido.
La población sabe que fumar daña la salud y puede favorecer el
cáncer y otras enfermedades, como también conoce muchos de los
peligros del alcohol, sin embargo, estas dos adicciones han aumentado porque
las personas no le encuentran sentido a lo que les informan los medios y los
profesionales de la salud, y las presiones y frustraciones que pueden favorecer
fumar y beber, como mecanismos reductores de ansiedad y evasión, son
más fuertes y sobre ellas se investiga poco y, por tanto, se puede hacer
menos. Este análisis ayuda a comprender que el adicto es ante todo una
víctima de la incapacidad de educar de la sociedad, la familia y de sus
rasgos de personalidad, pero eso no lo autoriza a dañar a los que no
han tenido su desdicha, y en función de la protección de la salud,
la vida, y respaldada por el conocimiento, la sociedad tiene el deber de ayudarlos
y derecho a limitarlos con regulaciones legales, administrativas y morales,
y actuar para llegar a extinguir las adicciones.
Si se acepta que fumar y beber calman la ansiedad y la angustia y permiten
la evasión de los problemas causantes de esos malestares, es fácil
comprender que pedirle a una persona que deje o prohibirle fumar o beber, sin
darle otras opciones para descubrir y solucionar las causas del malestar y prepararlo
para tomar conciencia de ellas y enfrentarlas, se le estará creando,
con la prohibición o censura de su adicción, una nueva ansiedad
o angustia, además de una nueva sensación de impotencia y de culpa
si no lo logra. Sin embargo hay mensajes educativos y tratamientos estructurados
sobre esta evidente falacia, llenos de buenas intenciones pero inadmisibles
y carentes de reflexión científico-tecnológica, para alguien
que se precie de conocer la personalidad humana. Claro está que habrá
quien lo logre, pero habría que preguntarse si esa persona no tenía
una adicción tan fuerte, o era capaz de lograrlo por su propia iniciativa
y esfuerzo y sólo necesitaba una ayuda.
Entre las primeras publicaciones de estudios de calidad de vida en medicina
se encuentra el de
Karnovski y se refiere a un aspecto de la realización
de necesidades y motivos, específicamente al grado de validismo después
del impacto de la enfermedad. Con frecuencia a este tipo de actividad estudiada
se le llama funcionalidad del paciente.
Modificar o mejorar la calidad de vida es una tarea multifactorial, no de un
especialista solo; debe partir de una voluntad política, respaldada por
la responsabilidad del estado ante los objetivos a lograr, de una coordinación
institucional, de un trabajo coherente entre los especialistas de diferentes
ramas, de una cooperación sistemática de los medios de comunicación,
de apoyo de la legislación y de los resortes morales que la propicien,
con una población con escolarización y acceso a la cultura crecientes
y un sistema nacional de salud que le de soporte y coordinación, como
se está iniciando en nuestro país.